lunes, 9 de diciembre de 2013

El fin de Roma.

A finales del verano del año 476, Ravena, ciudad que desde hacía unas décadas era la capital del Imperio romano de Occidente, fue escenario del acto final de una breve y dramática historia de la lucha por el poder: el general bárbaro Odoacro destituía al joven Rómulo Augusto, a quien su padre, el patricio Orestes, había nombrado emperador de Occidente un año antes. […]

Tradicionalmente, estos sucesos han sido interpretados y descritos como el último capítulo de la historia del Imperio romano de Occidente, con el que cae el telón de la Antigüedad y se abre el de la Edad Media. […]


Las crónicas nos presentan a Rómulo Augusto como hijo de Orestes, un noble romano afincado en Panonia (Hungría), una zona en la que desde la década de 430 había desaparecido toda autoridad imperial. […] Entre 449 y 452, Orestes se unió al séquito del huno Atila. Le sirvió como secretario y como embajador, y en dos ocasiones fue enviado a la corte imperial de Constantinopla en misiones de cierta importancia. La presencia de Orestes en estas legaciones respondía, más que a su dominio en las lenguas clásicas o la confianza que en él tuviera depositada el líder huno (en ambos casos hubo jefes hunos en las embajadas: Edeco y Esla, respectivamente), a la utilidad de su red de contactos tanto en Constantinopla como en Italia.


A la muerte de Atila, en el año 453, Orestes buscó fortuna en el Imperio romano de Occidente, donde desarrolló una exitosa carrera. Veintidós años después, en 475, recibía del emperador Julio Nepote la codiciada dignidad de patricio, el más preciado honor que se podía conceder a un noble, así como el nombramiento de general de las tropas imperiales (magister militum) destinadas a contener los ataques visigodos y burgundios en el sur de la Galia. Sin embargo, en lugar de cumplir las órdenes establecidas, Orestes se rebeló y marchó contra Julio Nepote. […] Dos meses más tarde, el 31 de octubre, el hijo de Orestes, Rómulo Augusto, era proclamado en Ravena emperador de la parte occidental del Imperio romano. Como era de esperar, Orestes se constituyó en el <<hombre fuerte>> del nuevo gobierno imperial, y asumió y ejerció el poder en nombre de su hijo durante los escasos diez meses que duró su mandato.

Pero Orestes apenas tuvo tiempo de gustar las mieles del poder. En el veranos de 476, hubo de hacer frente a una rebelión de su ejército: los soldados le reclamaban la concesión de la “tertia”, esto es, en tercio de las tierras de labor, para asentarse en ellas como propietarios de pleno derecho. Ya se había hecho anteriormente en otras provincias, pero en suelo itáñico esta demanda resultaba totalmente inaceptable, por lo que Orestes no le quedó más remedio que rechazarla. Las tropas amotinadas escogieron como líder a Odoacro, a quien otorgaron el título de rex. Lo demás es conocido: la conquista de Ticino y la ejecución del padre de Rómulo en Placentia.

[…]

Comprimida entre Orestes y Odoacro, esos dos aventureros de altos vuelos, la figura de Rómulo Augusto queda empequeñecida, difuminada. Fue una marioneta en manos de uno y otro, un instrumento más de sus juegos de poder, útil por un breve espacio de tiempo y pronto expulsado del escenario, relegado al silencio y al olvido. […]

El episodio de la destitución de Rómulo Augusto lleva aparejada una nota de incertidumbre: tras haber dado muerte a su padre y a su tío en el plazo de apenas una semana, Odoacro se limitó a privar al joven de su trono, apiadado, dicen las fuentes, de sus pocos años. […]

De esta manera, entre los jirones de la niebla que pone ante nuestros ojos una documentación histórica demasiado parca y esquiva, se desvanece la figura de un emperador niño que fue víctima de los manejos y enredos de ambiciosos señores de la guerra y <<hacedores>> de emperadores, en un Imperio romano que, sin saberlos, había entrado en una lenta pero inexorable metamorfosis.




Texto por José Joaquín Caerols, profesor titular de filología latina, Universidad Complutense de Madrid. HISTORIA National Geografic, n 50.


Paula.

No hay comentarios:

Publicar un comentario